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El #movimientohippie pudo haber cambiado al mundo. Sí, así es. Probablemente viviríamos en un mundo mejor si se hubiera puesto atención a la filosofía de las personas que se hicieron llamar hippies en su momento, cuando recién se empezaron a dar a conocer a lo largo del mundo en San Francisco, en los años 60.
¿Sabías que una de sus características era establecer conciencia del cuidado del medio ambiente? Ellos fueron los primeros en ver esto como un factor y riesgo importante para el mundo si empezábamos a explotar los recursos naturales que nos regala. En ese entonces, ni si quiera eran tan notorios estos cambios y daños. Aun así, evidenciaron que en algún futuro, si se salía de las manos, la vida natural de nuestro planeta Tierra que nos permite vivir podría estar en extinción. ¿Te suena familiar? Pues sí, tal vez porque es justo lo que está pasando ahora.
Asimismo, protegían y defendían derechos que hoy en día todavía cuesta verlos como tal.
Todo este movimiento se basaba en una cultura y pensamiento únicamente pacifista, sin guerras.
Buscaban la libertad en todos los ámbitos: sexual, social, laboral y anti-racial.
Sabemos que varias de estas cosas estaban altamente prohibidas en aquellos tiempos. Por lo que a los llamados hippies se les empezó a denominar como mugrosos, drogadictos, rebeldes. Este criterio minimizó la importancia de sus argumentos, de manera que nadie externo a este movimiento se detuvo a escucharlos. Además, este grupo estaba conformado por jóvenes, cuando el mundo estaba claramente gobernado por adultos con ideas anticuadas.
El descontrol
A medida que llegaban más y más adolescentes a unirse al movimiento hippie en diversos países, lejos de convertirse benéfico para ayudar a levantar la voz y establecer lo que defendían, les perjudicó, ya que muchos de estos se unían únicamente por la lujuria, las drogas, la idea de lo liberal y de desobedecer todo aquello que estuviera prohibido. Aunque bien el movimiento se basa en rebelarse de manera pacífica contra el sistema que impedía la libertad, los jóvenes que se unían no tenían la iniciativa de estar al tanto de aquello que sostenía el movimiento y la razón de su creación.
Así fue que se expandió la idea de que los hippies eran solo una bola de jóvenes despeinados, mal vestidos y sin futuro, sin darle importancia a sus argumentos.
¿Y ahora?
Bueno, ¿y a qué va todo esto? Precisamente quiero enfatizar el sentido y la perspectiva de vida que ven estas personas. Y lo digo en presente porque todavía hay personas con este pensamiento.
Afortunadamente sigue existiendo un porcentaje de habitantes en el mundo que se preocupan por el ambiente, se conectan con la Tierra, se permiten liberar a manos de la naturaleza y más importante; reconocen y buscan la libertad en todo sentido.
Aunque bien se ha hecho avance a lo largo de los años, este sistema del que huyen sigue existiendo. Y ese pacifismo del que están a favor hace mucha falta en la actualidad. No es fácil de conseguir, claro está.
El mundo está demasiado acostumbrado a guerras sociales, económicas y políticas cuando no se obtiene lo que se quiere.
Estas personas protegen y practican la vida tranquila, desprendida y lejos del consumismo, todo esto a pesar de los conflictos que se presentan en la vida. Conocemos a estas personas por estar felices todo el tiempo, ¿no? Siempre amando, siempre promoviendo bienestar colectivo y exploración del mundo en cuanto a formas de percibir todo lo que nos rodea; buscando formas orgánicas para vivir. Y al mismo tiempo, superarse a nivel personal.
Tal vez a todos nos hace falta un poco de hippiosidad en nuestra vida.
Ya que estamos hablando de esto, los dejo con este bello texto de Lucas Balaben (Instagram), gran músico y poeta:
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