Inspirado por película La Peste y blog de Rafael Narbona (link).
Esta película relata la historia de una propagación imparable de una enfermedad, lo que hace que centenares de personas mueran a diario a causa de ello. Esto es bajo un contexto en el que la Segunda Guerra Mundial acaba de suceder, y tal y como lo dice Rafael Narbona, ante esto, se desata el dolor causado por la misma. Lo que este blog se concentra en dar a entender es la idea filosófica de la película, su pensamiento e ideología, mientras que detalla semejanzas con la situación actual que estamos viviendo ante la #pandemia del #COVID-19.
En mi opinión, todo lo que compara el autor entre el hombre y su reacción ante la situación, no podría estar más en lo correcto. Creo que es justo en una situación que no se puede manejar a nivel mundial, cuando el hombre saca sus peores colores, reconociendo de alguna forma que no es todo aquello que sustentaba tras valores e ideologías: no se puede decir que sientes, crees o fomentas algo, sin en realidad practicarlo. Como bien Narbona lo reitera, la peste acaba aniquilando todo concepto de valor. Aquí es cuando nos damos cuenta que el beneficio propio es lo primero que se recurre en una crisis, mucho antes que la moralidad. Y esto, asimismo, se propaga. Como humanos tenemos aquella tendencia de pánico y seguimiento a lo que el otro hace, nublando así nuestro criterio, ética y moral.
Es totalmente normal y esperado que funda el pánico en la sociedad cuando se sacude o des-normaliza un estilo de vida que ya se tenía, sin embargo, no es humano que en estas situaciones solo seamos capaces de recurrir enormemente al egoísmo, todo desde un miedo profundo que refleja que en pleno siglo XXI no sepamos vivir solos, no sepamos compartir ni pensar en el otro: “prefiero que muera alguien más antes que yo” es un pensamiento que viene desde el miedo, es un pensamiento que refleja que como comunidad, no estamos preparados para una pandemia. No solo de manera sanitaria, económica o política, si no, individualmente desde los propios actos. Esto es atribuir a una importancia excesiva de nuestro yo. Es recordarnos que la ambición personal es más importante que su capacidad de amar, de dar y de compartir, o simplemente ser consciente de que hay más personas en el mundo que necesitan recursos, tal vez más que nosotros.
La Peste señala también la meditación sobre el tiempo en plena epidemia letal, dice que es algo a lo que nos vemos obligados a pensar. De esta manera, nos invita también a no dejar que esto genere #estancamiento. Está claro que sufrimos una parálisis de toda actividad, lo que se podría traducir como un estancamiento. Pero hay que saber diferenciar entre la prevención y medidas a tomar para mantener a una sociedad segura, y el quedarse sin darle más a nuestra vida, nuestro pensamiento, nuestra manera de digerir las cosas y ejecutarlas. Sentimos en su máxima lentitud todo lo que está pasando, pero eso no significa que por ello debemos agonizar.
Lo que debemos aprender, es a experimentar esto en su plenitud; debemos de enfocarnos en la situación actual y encontrarle un sentido a nuestra vida, así como a aprender a estar con nosotros mismos de manera solitaria. Simplemente, el aprender nos ayuda a estar un paso más adelante que cualquier peste. El conocimiento es el que determina la deficiencia al llevar a cabo actos desde la ignorancia. De igual manera, esta es la que hace que un ciclo determinado de una sociedad sin educación, siga ocurriendo; y termine afectando a la población en general en este tipo de situaciones. La filosofía se concentra en el hombre y en su existencia, pero entonces, ¿cómo planeamos contestar las preguntas básicas de la filosofía, si el hombre no se comprende a sí mismo, en situaciones de crisis? Si lo que muestra es meramente ignorancia, dudo que sea capaz de filosofar sobre su existencia.
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